El organismo se "rompe" cuando los estresores son intensos y perdurables en el tiempo. Es lo mismo que tener un caballo y ponerlo a galopar a su máxima posibilidad durante una hora. Ante este estímulo, la regulación de la ansiedad se verá afectada. Como si el "termostato" quedara puesto en alarma. La desregulación de la ansiedad puede presentar síntomas físicos (como palpitaciones, sensación de ahogo, sudoración en las manos, etc.) hasta síntomas mentales (dificultades para focalizar, desconcentración, cansancio mental). Si esto es constante, el organismo estará funcionando constantemente en situación de alarma.