Los dientes constituyen los elementos más comunes y mejor representados en el registro fósil.
Por ello, la evolución morfológica de los vertebrados, y de los mamíferos en particular, se basa en
gran medida en la anatomía de sus dientes. Los primates, comparados con los demás mamíferos, se
caracterizan por tener una dentición relativamente poco especializada, pero con suficientes características
derivadas que permiten distinguir especializaciones alimentarias y adaptaciones ecológicas
concretas. Nuestro propio linaje constituye un claro ejemplo de evolución morfológica de la
dentición en relación con las fluctuaciones climáticas y ecológicas del medio. La afirmación somos
lo que comemos adquiere en los dientes un especial significado: la morfología de nuestros dientes
refleja claras adaptaciones alimentarias y ecológicas en nuestros ancestros los homínidos.