Al menos 65 personas han muerto en el noroeste indio en ataques a zonas tribales que la policía atribuye a rebeldes separatistas bodo. Entre los muertos hay 18 niños. Las víctimas son del grupo etnico adivasi, cultivadores de té, la población aborigen de la India.
Los atacantes pertenecerían a una facción rebelde del Frente Nacional Democrático de Bodoland que se opone a las conversaciones de paz. Los bodos quieren conseguir un estado independiente para su etnia en la India desde hace décadas. Son una comunidad indígena del estado de Assam integrada por el 10 por ciento de los más de treinta millones de habitantes. Disputan con los adivasi terrenos y empleos en la recolección de té.
Prioridad para el Consejo de Ministros que guardó un minuto de silencio, declaró el toque de queda y anunció el envío de tropas. Una prioridad que subraya el ministro de Estado para Asuntos Internos, Kiren Rijiju: “Este es un trágico incidente que, no nos podemos tomar a la ligera. Para ello hay que restablecer la confianza de la población local, de la gente y nos aseguraremos de que este tipo de incidentes no vuelvan a ocurrir”.
En Nueva Delhi se produjeron protestas por la represión policial. Un número indeterminado de muertos fueron provocados por disparos de la policía al reprimir una manifestación en protesta por la matanza.
Manifestaciones que se repitieron en Kokrajhar, la capital del estado de Assam. Los bodos acusan a los musulmanes llegados en las últimas décadas desde la vecina Bangladesh de ocupar sus tierras y puestos de trabajo.
