Nueva York, 4 diciembre (CERES TV / EFE)
El mítico árbol del Rockefeller Center se iluminó este miércoles para dar la bienvenida a la Navidad en Nueva York, al mismo tiempo que centenares de personas se concentraban para protestar por la resolución referente a la muerte del afroamericano Eric Garner a manos de un policía.
A partir de esta noche y hasta el próximo 7 de enero, el abeto estará alumbrando el corazón de la Gran Manzana con más de 45.000 luces, representando así el que es un símbolo de las fiestas navideñas en la ciudad de los rascacielos desde 1933.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, que debía encargarse de pulsar el botón de encendido del árbol, ha suspendido la cita a última hora debido a la decisión de un gran jurado de no presentar cargos contra el policía que causó la muerte de Garner mientras era arrestado.
El encendido del árbol sucedía al mismo tiempo que centenares de manifestantes se concentraban en las calles de Nueva York para protestar por este caso, y algunos de ellos se congregaron a las puertas del mismo Rockefeller Center.
Por este motivo, la policía cortó las avenidas colindantes al evento, cosa que provocó ciertas aglomeraciones y dificultad de acceso para los asistentes, pero el acto se pudo celebrar con normalidad pese al sonido de sirenas y helicópteros que deslucieron el evento.
La ceremonia fue inaugurada por la cantante neoyorquina Mariah Carey con su interpretación en vivo de "All I Want for Christmas is You", una canción que ya se ha convertido en un himno navideño alrededor del mundo.
Pero las actuaciones más esperadas por los miles de asistentes al mágico evento eran las de Lady Gaga y Tony Bennet, que interpretaron conocidos villancicos en actuaciones grabadas anteriormente, a los que se unieron otras voces como las de Prince Royce o Cindy Lauper.
Prince Royce, uno de los artistas latinos del momento en Estados Unidos, afirmó a Efe que cantó para "pasarla bien y celebrar el año nuevo aquí en Nueva York".
Las personas que se congregaron en la famosa pista de hielo del Rockefeller Center pese al frío y al riesgo de lluvia tampoco se perdieron otro histórico de la Navidad, la compañía de danza The Rockettes.
"Llegamos a Nueva York hace sólo dos horas y ha sido una velada realmente bonita", dijo el londinense James Gallaguer, que disfrutó de la noche junto con su novia, Ashton, que coincidió con su opinión.
"Es genial, todos los colores mezclados... Es precioso, muy bonito. Son nuestras primeras vacaciones juntos, por lo que es muy romántico", apuntó la joven.
El árbol de este año es un abeto noruego de casi 26 metros procedente de una casa de Pensilvania, pesa 13 toneladas y está coronado por la tradicional estrella de Swarovski, una joya de casi 250 kg que mide casi tres metros de diámetro hecha de 25.000 cristales que producen un efecto óptico de parpadeo.
Hasta el pasado 5 de noviembre, cuando se taló, el gigantesco árbol estaba plantado en el jardín de Dan Sigafoos y Rachel Drosdick-Sigafoos, un joven matrimonio que cuando compró su casa en Hemlock Township (Pensilvania) hace dos años ya sabía que su nuevo compañero de hogar estaba en el radar de Rockefeller Center.
"Este árbol es genial. Bonito y alto, bonito y recto y va a lucir muy bien en el Rockefeller Center", dijo cuando talaron el árbol el jefe de jardinería del icónico punto de encuentro de Nueva York, Erik Pauze, que aseguró haber encontrado el abeto hace dos años, pero todavía no estaba listo para su cita.
Las luces son el único adorno del árbol junto con la estrella, y estarán encendidas hasta las 8 de la noche del 7 de enero desde las 5:30 de la madrugada hasta las 23:30 de la noche, excepto el día de Navidad, en que alumbrarán durante todo el día, y en Fin de Año, cuando brillarán hasta las nueve de la noche.
Desde 2007, las bombillas que cubren el árbol son LED, para reducir el consumo de electricidad, a lo que también contribuye la instalación de varios paneles solares en la azotea de uno de los edificios del Rockefeller Center.
El árbol navideño que se expone en este enclave suele ser un abeto noruego, y los jardineros de la institución prefieren que tenga una altura de entre 22,8 y 27,4 metros y una anchura proporcional.
No hay una compensación por donar el árbol elegido más allá del orgullo que sienten los propietarios de las casas en las que estaba plantado.
Cuando su tarea como decoración festiva ha concluido, el árbol se recicla y las toneladas de abono resultantes se donan a los Boy Scouts.
Además, la mayor parte del tronco se regala al equipo ecuestre de Nueva Jersey para que los jinetes lo utilicen como obstáculo al saltar.
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