Tres semanas después de la consulta alternativa de Cataluña sobre la independencia del 9N y tras seis meses sin ninguna visita, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ha viajado a Barcelona.
Pero no lo ha hecho en tono conciliador, ni para acercar posturas, ni siquiera para escuchar a la ciudadanía catalana. Es significativo el dato de que Rajoy tan solo pasara dos horas en la ciudad condal.
Durante esos minutos aprovechó para comenzar su campaña y arremeter contra el independentismo. Tampoco dudó en cargar contra Artur Mas acusándolo de crear inestabilidad, de practicar el desgobierno y de fracasar en su intento de demostrar que existe una mayoría independentista.
La reacción del Govern no se ha hecho esperar y ha acusado a Rajoy de acudir a Cataluña con menosprecio, cargado de descalificaciones y sin ninguna propuesta.
Todo esto ocurre en un momento en el que el Gobierno del Partido Popular (PP) pasa por horas bajas después de la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, y tras el imparable auge que están teniendo las fuerzas políticas de izquierdas como Podemos.
Para Ramón Soldán, coordinador del grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) “ni se esperaba que Rajoy ofreciera algo, ni lo ha hecho. Vino de visita por dos horas y ese es el interés que tiene”. Por su parte, Brais Fernández, miembro de Izquierda Anticapitalista (IA) “El PP nunca ha tenido espacio electoral en Cataluña. Da la impresión de que en esa micro visita está solo y no tiene en quién apoyarse”.
