Los australianos han dicho adiós al jugador de críquet australiano Phillip Hughes en un multitudinario y emotivo funeral. El deportista, de 25 años, murió hace seis días después de haber sido golpeado en la cabeza por una pelota, dos días antes, durante un partido.
Entre los asistentes estaba el primer ministro australiano, Tony Abbot, compañeros y todos los jugadores de la selección de críquet, incluido su capitán Michael Clarke.
El funeral de Hugues, que fue retransmitido en directo de costa a costa, se celebró en su ciudad natal, Macksville, en el estado de Nueva Gales del Sur. Y se pudo seguir a través de pantallas gigantes en las principales ciudades de Australia.
Sus vecinos y allegados lo recuerdan como un niño que cumplió su sueño: jugar al críquet con los grandes.
