¿El plan de inversiones del nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, es realmente de 315.000 millones de euros? Esta es la duda que aparece cuando se comprueba que, en realidad, la Comisión y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) sólo pondrán de su bolsillo 21.000 millones. El resto, se espera que se multiplique gracias a la inversión privada.
Así, el cálculo que se hace desde Bruselas es que cada uno de los mil millones de euros se convertirá en quince mil millones con esta inversión privada en torno a los quince proyectos que se considerará prioritarios.
El plan se presenta este miércoles en el Parlamento Europeo, antes de que se cree un organismo de gestión compuesto de expertos. Entre las prioridades, estarán las infraestructuras para aumentar la interconectividad en el transporte, la energía o la banda ancha.
La patronal europea BusinessEurope ya ha pedido que estas inversiones realmente incluyan medidas ambiciosas y que no haya trabas para su ejecución. Concretamente, alertan de que no se construyan carreteras que no vayan a ninguna parte. La gran frustración de los partidarios del plan es que el BEI no asuma un papel más activo. Su posible aumento de capital ha quedado por el camino y se limitará a garantizar emisiones de deuda.
