Una casa capaz de adaptarse a nuestras necesidades

2014-11-25 27

Se supone que los edificios deben ser rígidos e inmóviles. Pero en el futuro, aquellos realizados con Polímeros con Memoria de Forma podrían adaptarse a los cambios de temperatura. Investigadores del Instituto de Arquitectura Avanzada de Barcelona han realizado un prototipo de origami que se dobla y gira bajo la influencia de altas temperaturas. Los investigadores buscaban un material capaz de recordar su forma inicial.

“Descubrimos este nuevo material mientras buscábamos uno que pudiese pasar del estado gomoso al estado sólido, un material que pudiese actuar como elemento estructural del edificio”, explica Ece Tankal, investigadora.

El proyecto utiliza tejas triangulares para formar la estructura de origami. El equipo puede crear movimiento en cada punto de la corrección – o nodo – de la estructura.

“Al calentar un nodo específico podemos ablandar el material y después tirando o empujando podemos determinar lo que será el resultado final. Ahora mismo, por ejemplo, el material está frío y duro pero al volver a calentarlo podemos transformarlo fácilmente”, explica Ramin Shambayati, otro de los investigadores.

El polímero se calienta usando directamente cables eléctricos. Una vez que la temperatura supera los 62 grados Celsius se hace elástico, permitiendo que el edificio se doble y gire.

Varios drones unidos a la estructura por medio de cables vuelan alrededor de ella y le dan la forma deseada. A continuación, mantienen la estructura en esa nueva posición durante unos minutos para que se enfríe.

La responsable del equipo es Areti Markopoulou.

“Podríamos llevar nuestras casas encima como algunos animales y transformarlas dependiendo de nuestras necesidades: si tenemos una familia numerosa podemos ampliarla o si necesitamos más transparencia y translucidez debido a la luz y la temperatura exterior. Así que nuestra casa podría adaptarse a todo esto. Podríamos incluso meterla en el bolsillo y después desplegarla y crear una estructura en tres dimensiones”, asegura Markopoulou.

El equipo de investigadores asegura que este principio podría ser aplicado ya en pabellones, interiores de viviendas o fachadas de edificios.

La difícil situación que viven los refugiados sirios ha sido la fuente de inspiración del estudiante de diseño James Roberts. Roberts ha realizado el prototipo de una incubadora de bajo coste que podría salvar las vidas de los bebés prematuros. Una incubadora tradicional cuesta hoy unos 40.000 euros.

Este joven estudiante ha diseñado una incubadora inflable. Fácil de limpiar y de tamaño muy reducido cuando está deshinchada. Su precio es de unos 300 euros.

“Se trata básicamente de una pieza aislada de aire, es como la diferencia entre un acristalamiento doble y uno simple, por ello es más fácil mantener el interior estable, caliente. El tamaño de la incubadora puede ser muy pequeño cuando se comprime, por eso es muy barato distribuirla. No se necesita una caja especial para enviarla por avión, se puede incluir en cualquier paquete de ayuda humanitaria. Por todo esto resulta mucho más barata”, asegura Roberts.

La incubadora también ha sido diseñada para hacer frente a la escasez de electricidad en los campos de regugiados. Por ello se puede conectar a la batería de un coche y funcionar gracias a ello 24 horas.

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