El probable segundo round electoral entre Esebsi y Marzuki refleja la profunda división de la sociedad tunecina entre seculares e islamistas.
Esebsi, que basó su campaña electoral en ofrecer una alternativa laica y democrática, y partía como claro favorito, ha visto cómo la candidatura del presidente saliente presidente saliente Moncef Marzuki ganaba peso después de que los islamistas moderados de En Nahda reconocieran su apoyo oficioso.
Tras 20 años desaparecido de la vida pública, las primeras revueltas de la Primavera Árabe, que acabaron con el régimen de Ben Alí en 2011, devolvieron a Esebsi en la primera línea del escenario político.
Essebsi lideró el Ejecutivo desde el 27 de febrero hasta el 24 de diciembre de 2011, cuando fue sustituido por el primer ministro islamista, Hamadi Yabali.
Durante esos meses de “revolución” Essebsi se encargó de organizar las primeras elecciones democráticas, transparentes y libres de Túnez, de las que salió una Asamblea Nacional Constituyente que debía redactar una nueva Constitución, adoptada el pasado enero.
Ya fuera del Gobierno fundó el partido secular La Llamada por Túnez, que desbanco en las elecciones de octubre a Renacimiento, hasta entonces la primera fuerza en la Asamblea Constituyente.
A sus casi 88 años, basa su prestigio en haber sido ministro en tiempos de Habib Burguiba, considerado el padre del Estado tunecino. Pero sus detractores le acusan de ocultar su pasado político.
Precisamente, el presidente saliente ha centrado su campaña en la lucha contra los remanentes del antiguo régimen. El histórico opositor al régimen de Ben Ali vivió más de una década exiliado en Francia
En 2011 después de la revolución, volvió a Túnez, aclamado por sus compatriotas. Poco después, fue nombrado presidente por la Asamblea Constituyente.
En las elecciones de octubre, su partido laico de centro izquierda Congreso para la República, quedó segundo. Ahora, Moncef Marzouki ha recogido gran parte del voto joven gracias a que es uno de los pocos que habla el lenguaje de la revolución.
Si es elegido, Marzouki asegura que se centrará en la “diplomacia económica” con el objetivo de fomentar la inversión extranjera en el país y borrar la deuda. Por el contrario, si pierde en la segunda vuelta, sostiene que se retirará de la vida política.