Todos hemos visto imágenes en televisión de bebés buceando por el agua. Estas son sólo verdad a medias, ya que es cierto que el bebé puede meterse debajo del agua sin demasiados problemas e incluso realizar movimientos "natatorios". Si estas imágenes se pasan a cámara lenta, se montan adecuadamente y se acompañan además con una música idílica ya nos parece que los bebés están dotados de branquias y que su medio natural es el agua. Pero estas inmersiones en realidad duran un momento y el niño necesita de un adulto (que normalmente no está en el plano) que le rescate inmediatamente.