La tensión entre las comunidades palestina e israelí no afloja. Una mezquita y una antigua sinagoga han sido atacadas la pasada noche.
La mezquita, situada en Kufur Mughayyir cerca de Ramala, fue incendiada completamente. La policía sospecha de extremistas judios. La aldea se encuentra en una zona de gran fricción entre la población palestina y los colonos judios, a quienes los feligreses consideran responsables.
Además, un grupo de desconocidos lanzó un coctel molotov contra la antigua sinagoga en Shfaram, en Galilea, causando daños leves en el exterior. El centro, ya en deshuso, es visto como símbolo de convivencia en la zona. Especialmente desde que el pasado mayo jóvenes árabes la pintaron y limpiaron en una iniciativa conjunta contra la intolerancia.
No ha habido heridos en ningún caso y Tel Aviv ha condenado ambos ataques.
“Son ataques brutales. El Gobierno israelí los condena y espero que las fuerzas de seguridad, la policía, lleve a esos terroristas ante un tribunal lo antes posible”, decía Yaakov Peri, ministro israelí de Ciencia y Tecnología.
Estos ejemplos de violencia se vienen produciendo prácticamente a diario. El martes, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de Yaser Arafat, hubo enfrentamientos cerca de Hebrón, donde unos 150 palestinos se enfrentaron a soldados israelíes.