Más de 2 millones de personas, de un censo estimado de 5,4 millones, acudieron el domingo a las urnas, desafiando la prohibición del Tribunal Constitucional español.
El presidente catalán Artur Mas fue uno de los primeros en participar en la votación sobre la independencia de Cataluña, en la que no ha habido ni listas electorales ni mecanismos de control.
El ministro español de Justicia ha calificado el 9-N de acto de propaganda política y ha dicho que sólo sirve para “exacerbar” la división entre los catalanes.
Los independentistas han vivido la consulta como un triunfo de la democracia. Esperan que sea el preludio de un referéndum soberanista acordado con el Estado al “estilo británico”.
“Se acaba así una jornada de votación intensa, en la que los catalanes han podido votar en una consulta alternativa, que no tiene ningún efecto jurídico pero sí simbólico”, destaca la enviada especial de Euronews a Barcelona, Cristina Giner.
