La enfermera estadounidense que se saltó la cuarentena forzosa por ébola, Kaci Hickox, ha ganado la batalla. Un juez de Maine ha rechazado las peticiones de las autoridades sanitarias estatales para restringir sus movimientos. Ésto a condición de que ella acepte seguir con la vigilancia diaria, coordinar sus viajes con los funcionarios de salud y prevenir en caso de cualquier síntoma.
Para la enfermera, que trató a pacientes de ébola en Sierra Leona, su aislamiento en su casa ha sido una violación a sus derechos.
“Estoy muy satisfecha con la decisión. Los tres puntos que ha recomendado son un buen compromiso. Voy a seguir cumpliendo con las recomendaciones dadas por el Centro de Control de Enfermedades (CDC). Es un buen día”, ha declarado la enfermera Kaci Hickox.
El gobernador de Maine, uno de los estados que impuso la cuarentena forzosa a los trabajadores sanitarios a su regreso de África, ha insistido en la necesidad de dicha media.
“Ella (Kaci Hickox) ha sido muy clara, y es una decepción porque ha violado todas las promesas que había hecho hasta ahora. Así que no puedo confiar en ella. No confío en ella. Y no confío en que sepamos lo suficiente sobre esta enfermedad para ser tan insensibles”, ha dicho el gobernador de Maine, Pablo Lepage.
Kaci fue aislada en un hospital de Nueva Jersey a su regreso de África, a pesar de dar negativo al ébola y de no presentar síntomas. El aluvión de críticas obligó a las autoridades a permitirle pasar en su casa de Maine la cuarentena, que se cumple el 10 de noviembre.
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