François Hollande, llama a la calma tras la muerte de un manifestante el domingo en el sur de Francia. El joven, de 21 años, murió en una protesta ecologista a causa de una explosión cuyo origen se está investigando. El líder de los verdes, José Bové, ha apuntado hacia las granadas antidisturbios empleadas por la policía. Interior ha suspendido su uso momentáneamente.
“A la espera de las conclusiones de esta investigación, he ordenado que se suspenda el uso de granadas ofensivas”, ha dicho el ministro Bernard Cazeneuve.
El explosivo que mató a Rémi Fraisse le alcanzó en la espalda. Se cree que el artefacto quedó enganchado entre la mochila que llevaba y su espalda. El gobierno francés teme más disturbios.
“Ahora sabemos hasta dónde son capaces de llegar y aquí hay gente motivada, motivada, motivada. No les dejaremos hacer”, comenta un integrante del grupo al que pertenecía el manifestante.
El partido de la Izquierda ha pedido la dimisión del ministro de interior, que ha remitido a las últimas protestas violentas en el sur de Francia y en Nantes. El fiscal que investiga el caso ha defendido a la policía y ha dicho que se enfrentaban a una protesta muy violenta. El primer ministro, Manuel Valls, ha dicho que no aceptará que se cuestione así a la policía.