Kobani, en el norte de Siria, vive unos intensos combates desde hace 40 días entre los kurdos, apoyados por los bombardeos de EEUU, y el autoproclamado Estado Islámico. Los combates más virulentos tienen lugar frente a la frontera turca. Turquía vigila la frontera pero ha rechazado intervenir, aunque ha permitido cruzar a un reducido número de soldados kurdos desde sus bases en Irak. Según la ONG Observatorio Sirio de DDHH, casi 500 islamistas y 300 kurdos han muerto en los combates.
En Estambul, la policía descarta el peligro de varios paquetes con polvo amarillo enviados a varios consulados extranjeros. Todos son países que han apoyado la lucha contra los fundamentalistas del llamado Estado Islámico: Alemania, Francia, Canadá y Estados Unidos. El lunes ha llegado otro paquete al consulado de Hungría.