La difícil situación en el este de Ucrania hace que solo esté garantizada la votación en 6 de las 21 circunscripciones de la región de Donetsk. Debido al boicot de los separatistas prorrusos, menos de la mitad de los cinco millones de personas llamadas a las urnas en Donbass no podrán votar.
“La mayoría de nosotros estamos en los puestos de control. El primer grupo ya ha votado, y luego iremos haciendo rotaciones en las guardias de defensa de la ciudad”, explica un militar.
Mariúpol, una ciudad estratégica en la región de Donetsk, fue recuperada por las fuerzas ucranianas en junio, tras fuertes enfrentamientos con los separatistas.
Sus habitantes sólo quieren la paz.
“Quiero paz, eso es lo que importa. Y quiero que mi ciudad sea parte de Ucrania. Recordamos Cisdniéster, cómo viven al borde de la pobreza. Y, ¿qué ocurre con las regiones de Donetsk y Lugansk? Están aislados, la gente no cobra sus salarios”, dice una mujer.
Desde la guerra, muchos son indiferentes a la política:
“No votaré, no confío en ningún político”.
Otros creen que la única forma de lograr la paz es votando a los partidos del régimen de Yanukóvich:
“No apoyo a los actuales gobernantes, porque ellos empezaron esta guerra y no dejan de decir que necesitamos continuarla. A mí me gustaba el anterior gobierno, al menos teníamos nuestro sueldo, podíamos vivir. No queremos guerra. Por es necesario votar por el partido que está en contra de la guerra, por el partido que estaba al poder en la época de Yanukóvich”.
Mariúpol es una ciudad industrial que ha sufrido económicamente las consecuencias de la guerra. La imposibilidad de transportar sus productos ha provocado una drástica reducción de empleos.
Maria Korenyuk, euronews:
“Mariúpol es una ciudad en primera línea de combate. Sin embargo, continúa siendo el centro de un relativo bienestar en Donbass. Las reglas ucranianas se cumplen. A pesar de la reducción de empleos, la gente trabaja. Pero solo los resultados mostrarán si sus ciudadanos aceptan o no el gobierno post revolucionario ucraniano”.