De 60.000 habitantes a casi el triple en apenas unas semanas. Suruç es una de las ciudades turcas fronterizas con Siria que asisten día tras día al devenir de los refugiados que huyen de la violencia del grupo Estado Islámico en la vecina Kobani, situada apenas a quince kilómetros. Muchas familias viven en sus mezquitas, en sus escuelas, en sus casas, en sus calles.
Unas calles repletas de mercados, de tiendas llenas de productos que muchos refugiados miran pero que muy pocos compran.
“Para nosotros no hay negocio. La gente cree que porque haya cientos, miles de personas, esto es bueno. Pues no, al contrario, casi no trabajamos. Hay muchas personas en una situación difícil en las mezquitas, en las casas”, comenta Ibrahim Güven, propietario de una tienda de ultramarinos.
La solidaridad entre los vecinos es extraordinaria pero cuanto más tiempo pasa, también crece la preocupación.
Bora Bayraktar, euronews:
“Esta pequeña ciudad a poco más de 10 kilómetros de Kobani, del otro lado de la frontera siria vive tiempos convulsos. La gente espera volver a la normalidad pese a que su población se ha triplicado. De momento, parece que tendrán que esperar”.
