El edificio fue diseñado por el arquitecto Miklós Ybl en 1875. La obra fue financiada en buena parte por el emperador Francisco José I a condición de que esta ópera no fuese más grande que la de Viena. Hungría respetó esta condición y se concentró entonces en la decoración interior y en su acústica.
“Cuando esta ópera fue construída, ardió un teatro en Viena. En el incendio murieron 386 personas. Fue entonces cuando se mejoraron las normas de seguridad en Europa de cara a futuros desastres. La Ópera de Budapest fue el primer teatro en Europa con una cortina de seguridad en el escenario y salidas de emergencia, entre otras medidas. Esta ópera contó además con el primer escenario hidráulico moderno remplazando así los escenarios con estructuras de madera propias del barroco”, explica Miklós Borsa, director técnico de la Ópera de Budapest.
Un enorme candelabro de techo también fue diseñado por Miklós Ybl. Con un peso de tres toneladas, el candelabro no pudo ser realizado en Hungría y acabó siendo construído en Alemania. Era un candelabro que funcionaba con gas, no con electricidad.
“Podemos imaginarnos cómo era el ambiente en aquellas noches de ópera bajo la luz de un candelabro de gas. Su luz no era blanca y se reflejaba en la decoración dorada de las paredes así como en los vestidos de las mujeres y en los uniformes de los húsares. Esta atmósfera fue descrita por Alejandro Dumas en sus novelas. Esta ópera era un lugar importante en la vida social de la ciudad en el siglo XIX”, asegura Borsa.
La Ópera Garnier de París, el Teatro Bolshoi de Moscú, la Royal Opera House de Londres o La Scala de Milán fueron algunos de los edificios en los que se inspiró el arquitecto Miklós Ybl para diseñar la Ópera de Budapest.
“A los turistas les encanta pasear por los tejados de Gaudí en Barcelona porque, según cuenta la leyenda, éste los decoró para los pájaros. Aquí, en Budapest, podemos decir lo mismo de Miklós Ybl porque también decoró el tejado de la Ópera aunque no se pueda ver desde la calle”, explica Gábor Ács, de euronews.