En algunos supermercados belgas hemos encontrado, al lado de la carne, otros productos que no habíamos visto antes, leemos en la etiqueta que son filetes o chuletas. A siemple vista, todo parece normal, pero si acercamos la vista encontramos que están hechos de insectos.
“Gusanos búfalo picados. 14%. Sí, son gusanos de verdad”, dice este chico.
“Yo nunca podría hacerlo. Prefiero dejar de comer”, responde esta mujer.
“No, no estoy en contra, pero es verdad que te desconcierta un poco”, contesta este chico.
“Me da un poco de asco, sí”, declara esta mujer.
“¿Por qué no?. Se pueda probar una vez.”, asegura este chico.
En Europa el consumo de insectos, comienza a picar la curiosidad de los gastrónomos. Olivier Terryn se dedica a criar estas especies en el oeste de Bélgica. Hemos hablado con él para conocer de cerca su trabajo y los beneficios de comer insectos: “Os presento a mi pequeña familia, tengo gusanos búfalo, estos pequeños. Aquí están los gusanos de la harina y el gusano de la madera”. En esta pequeña granja hay también saltamontes y grillos.
“¿Porqué son buenos?. Porque tienen muchas proteínas, oligoelementos, grasas, pero grasas buenas. Comer 35 gramos de insectos equivale más o menos a un filete de cien gramos”.
Los ecologistas abogan también por la cría de insectos porque requieren poco espacio y producen poca contaminación. Pero en términos legales todavía queda mucho por hacer en Europa. Bélgica es uno de los poco países que permiten su producción con reglas específicas. En la sartén, comprobamos que están listos en unos minutos.
Audrey Tilve:
“Comer insectos será una necesidad en 2050, cuando el planeta tenga 9 mil millones de bocas que alimentar. Lo dice la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Así que habrá que cogerle el gusto”.