El avance del Estado Islámico ha empujado a más de 130.000 sirios a huir a Turquía en los últimos días. Ankara abrió el viernes ocho pasos fronterizos. Tras los altercados registrados el domingo, los puntos de cruce se han reducido a dos. La entrada de refugiados se hace ahora de forma más ordenada y ralentizada.
El viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, espera no tener que hacer frente a una nueva ola de refugiados. “Hemos tomado medidas por si se da el caso. Hemos organizado cómo enviar a esa gente a otros lugares más seguros”, explica.
Gran parte de los refugiados se alojan con familiares en la zona fronteriza. Otros son trasladados a lugares más alejados.
Un refugiado cuenta el horror vivido en su país: “Entraron en nuestras casas y se llevaron a nuestras hijas a rastras. ¿Qué tipo de musulmanes son esos? ¿Qué clase de Islam es éste? Están decapitando a personas. Hemos venido aquí en busca de refugio”.
“Hemos estado esperando en la frontera los últimos cuatro días con nuestros hijos. Nuestra situación es pésima”, relata otra refugiada.
Las autoridades turcas han abierto un campamento provisional para 10.000 personas. Las más vulnerables han sido enviadas a los 22 campamentos ya establecidos. Un millón y medio de sirios han buscado refugio en Turquía desde que estalló la guerra en su país, hace más de 3 años.
