Más de 60.000 personas, en su mayoría kurdos sirios, han cruzado la frontera entre Siria y Turquía desde la noche del viernes, huyendo de los ataques del Estado Islámico. Un récord desde el inicio del conflicto sirio.
Las autoridades turcas se vieron obligadas el viernes a abrir ocho puntos fronterizos.
“El Estado Islámico vino y nos tiranizó. Abandonamos nuestras casas y propiedades con nuestras familias. Dejamos todo lo que teníamos, nuestras tiendas, puestos de trabajo… a causa de su crueldad (del Estado Islámico)”, explica Haci Bektas Hasan, un refugiado sirio.
La tensión en los pasos fronterizos ha ido en aumento en los últimos días y faltan medios para los refugiados.
Algunos se han refugiado con sus familias, y otros se han instalado en edificios públicos, escuelas o tiendas de campaña.
“Había bombardeos por todas partes. Estábamos en la ciudad y el Estado Islámico nos atacó, y huimos. Salimos de allí a toda prisa”, cuenta Feride Ibrahim, una refugiada siria.
Los yihadistas continúan con su ofensiva para intentar expandir su autoproclamado califato islámico por Siria e Irak.
Las milicias kurdas de Siria se han reforzado con combatientes procedentes de Turquía para intentar frenar el avance del Estado Islámico en la provincia siria de Alepo.