Turquía abre su frontera con el noreste de Siria para acoger a nuevos refugiados, en este caso cinco mil kurdos que huyen de los ataques del Estado Islámico (EI). El éxodo se produce por el paso fronterizo de Dikmetas, cerca del sector de Ain al-Arab donde los islamistas están a sólo siete u ocho kilómetros de la frontera. Inicialmente, la fuerzas de seguridad turcas impidieron el paso hasta que el Gobierno cambió las órdenes.
“Los tanques del Estado Islámico atacaron nuestro pueblo”, explica este refugiado. “Bombardearon a nuestros hombres. Podíamos escuchar los tanques cuando huíamos. Los soldados entraron en el pueblo. Dimos la vuelta y, desde la distancia, vimos cómo nuestras casas estaban en llamas”.
La comunidad kurda en Turquía había denunciado la intención al principio del Gobierno de tytno dejar pasar a estos refugiados. En las primeras imágenes, se veía cómo la policía usaba gases lacrimógenos y cañones de agua. En esta zona, el éxodo puede llegar a ser de cien mil personas.
Desde que comenzó el conflicto en Siria el año 2011, Turquía ya ha acogido a un millón y medio de sirios. Aunque la capacidad de acogida en los campos de refugiados ha sido sobrepasada desde hace tiempo. Simultáneamente, el Estado Islámico sigue avanzando posiciones no lejos de Turquía.