Un segundo convoy ruso ha entrado este sábado en el este de Ucrania, sin permiso de las autoridades del país. Lo forman 200 camiones y se dirige a la región de Lugansk, castigada por los combates entre Kiev y los rebeldes prorrusos. La última semana han reducido drásticamente los combates, con la consolidación del alto el fuego firmado el 5 de septiembre. Pero la situación humanitaria en las zonas sitiadas es alarmante.
Desde la entrada del primer convoy, hace 3 semanas, las fuerzas prorrusas han recuperado gran parte del terreno perdido a manos de Kiev. La OTAN dice que más de mil soldados rusos han entrado en Ucrania desde entonces.
Mientras la UE y Ucrania celebran el tradicional foro de Yalta, no en Yalta – ocupada por Rusia – sino en Kiev. El primer ministro ucraniano Arseni Yatseniuk ha pedido la participación internacional en las negociaciones de paz: “No somos tan fuertes como para tener relaciones bilaterales de igual a igual con Rusia. Nos derrotarán, eso es lo que esperan y lo que quieren. Putin quiere otro conflicto congelado para poder dominarnos”.
Yatseniuk ha pedido más presión contra Rusia, al día siguiente de la entrada en vigor de la nueva ronda de sanciones de la UE. En cambio, Europa ha congelado el acuerdo de asociación con Ucrania, de gran valor político y económico, como guiño a Moscú.
