Todos los eventos tienen lugar en el séptimo distrito, el viejo barrio judío de la capital húngara, con la Gran Sinagoga de Budapest como centro del festival.
La Gran Sinagoga fue diseñada por Otto Wagner y construída a mediados del siglo XIX. En 1941 los judíos del séptimo distrito fueron deportados a Ucrania. Ahora, una exposición les rinde homenaje.
“Se le pidió a rabinos, a obispos y a varios teólogos que escribiesen una breve oración bajo el título “Después de Auschwitz”. Esas oraciones fueron entregadas más tarde a un reconocido artista contemporáneo. Sus obras muestran la posible colaboración entre diferentes religiones y naciones”, explica Adam Galambos, comisario de la exposición.
La Gran Sinagoga se encuentra en el corazón del viejo barrio judío cuya decadencia comenzó tras la Segunda Guerra Mundial.
Pero a principios de la pasada década todo empezó a cambiar. Comercios y restaurantes abrieron sus puertas y muchos edificios fueron restaurados. Hoy es una zona única en la ciudad.
La famosa “Budapest Klezmer Band” ofreció un concierto durante la ceremonia de apertura del festival este año.
Ferenc Javori es uno de los fundadores de la banda.
“Normalmente asisten al concierto unas tres mil o cuatro mil personas. Judíos y no judíos se ponen la kipá para entrar en este tesoro cultural judío. El público se enriquece culturalmente al asistir a este tipo de eventos”, asegura Javori.
El Festival Judío de Verano de Budapest ofrece cada año un amplio programa entre conciertos, exposiciones, teatro y también gastronomía.
“Flodni es un pastel judío tradicional en Hungría. Se hace normalmente para las fiestas. Lo más importante en un Flodni es poder encontrar el toque especial de las abuelas judías. Es decir, lo mejor está en el interior, en el alma del pastel. Si nos fijamos bien, hay una capa de semillas de amapola, una de manzana, una de nuez y una de mermelada de ciruela”, explica Rachel Raj, diseñadora y conocida pastelera.
“Estoy muy contenta de que exista este festival judío, mi apellido tiene raíces judías, así que es importante para mí conocer un poco más esta cultura”, asegura una chica que asiste al festival.
“Llevaba años pensando en venir, al final mi marido me ha dado una sorpresa”, dice una señora.
Stanley Sperber dirige el Coro de Cámara de la Academia de Música de Jerusalén.
“Para nosotros es un honor estar aquí. Habíamos escuchado hablar muchísimo de este festival. Gracias al padre de una de las cantantes del coro conseguimos ponernos en contacto con el festival y al final nos invitaron”, explica.
“Cuando empezó el festival no fue fácil hacer publicidad en la radio y darnos a conocer. La palabra judío tenía, digamos, un significado peyorativo. Y eso es algo que este festival ha conseguido cambiar, ahora se utiliza para hablar de una cultura maravillosa”, asegura Vera Vadas, directora del festival.
“Nigun” fue otro de los grupos de música invitados al Festival Judío de Verano de Budapest este año.