Rusia sigue pagando lo que las potencias occidentales consideran una intromisión en el conflicto ucraniano. Francia ha suspendido al menos hasta noviembre la venta de un portahelicópteros a Moscú que debía ser transferido ese mismo mes. Otra entrega igual estaba prevista para finales de 2015.
François Hollande ha justificado la decisión explicando que las acciones del Kremlin en el país vecino ponen en peligro los fundamentos de seguridad en Europa.
Cuatrocientos soldados rusos estaban siendo entrenados precisamente por el Ejército francés para maniobrar el barco. El ministro ruso de Defensa ha dicho que la decisión tomada por París no constituye “una tragedia”.