El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho en una entrevista televisiva que el sureste de Ucrania debería cambiar su estructura organizativa.
“Hay que proceder de inmediato a abrir negociaciones sustanciales, pero no sobre temas técnicos, sino sobre cuestiones de la organización política de la sociedad y el modelo de Estado en el sureste de Ucrania, cuanto antes para proteger los intereses legítimos de la gente que vive allí”, decía Putin.
El presidente ruso ha dicho que convendría que los rebeldes y el Gobierno ucraniano se sentaran a la mesa para negociar una nueva organización de esa zona del país. Unas palabras que Kiev ve como un mensaje para que el sureste de Ucrania se independice y entre bajo el paraguas de Moscú.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, de visita en Bruselas, volvió a pedir ayuda frente a Rusia y apoyo militar para contener la ofensiva de los rebeldes. Una demanda, escuchada por la presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, que fue la que mandó el mensaje más claro a Kiev.
“Creo que la situación está empeorando. Rusia está abierta y directamente implicada, en estado de guerra contra Ucrania, contra un país que quiere estar más cerca de la UE, y eso significa que Rusia está prácticamente en una guerra con Europa”, declaraba Grybauskaite.
La reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 ha logrado sacar un mensaje unitario, directo pero quizás un poco ambiguo en relación con Moscú. Ha dicho que si no se echa un poco atrás habrá nuevas sanciones en una semana.