El verdugo de James Foley era británico. Esta es la conclusión a la que han llegado tanto Estados Unidos como el Reino Unido.
Y no es por casualidad, aseguran los expertos. El Estado Islámico eligió a un británico para enviar este mensaje a Washington y Londres: entre los yihadistas se encuentran muchos extranjeros.
Según datos del Reino Unido, durante los dos últimos años unos 500 británicos han viajado a Irak y a Siria para unirse a la yihad.
Una cifra que inquieta a las autoridades ya que los yihadistas extranjeros no solo proceden del Reino Unido. Se estima que 900 franceses también participan en la guerra santa además de 500 belgas, 400 alemanes, 200 holandeses y casi cien estadounidenses. En total, casi 20.000 extranjeros procedentes de 70 países.
Reclutados sobre todo en la red, los perfiles de estos jóvenes son muy diferentes: la mayoría no ha conseguido forjarse una identidad en una sociedad globalizada, otros, miembros de la comunidad musulmana, se sienten profundamente marcados por los acontecimientos en Oriente Próximo y en Oriente Medio. Por último, también se encuentran entre estos yihadistas criminales radicalizados en prisión.
Puesto que estas personas poseen pasaportes occidentales, ¿qué ocurrirá cuando vuelvan a sus países de origen? Las autoridades se dicen muy preocupadas por la posibilidad de que, tras haber recibido entrenamiento, organicen atentados.
Un peligro barajado por el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius.
“Creemos que este grupo terrorista es de un tipo diferente y de un nivel de peligrosidad probablemente diferente”, aseguró ante la prensa.
Por esta razón varios países europeos han decidido enviar armas a las fuerzas kurdas que luchan contra los yihadistas en Irak.
“Podemos enviar diferentes tipos de material, incluídas armas. El Reino Unido, Italia y Francia también han decido enviar equipamiento y nosotros nos preparamos para ello”, aseguró Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores alemán.
El objetivo de estos países podría ser impedir el retorno de los yihadistas pero también que viajen a Siria e Irak gracias a la adopción de nuevas medidas de prevención, como explicaba recientemente el primer ministro británico, David Cameron.
“Debemos multiplicar nuestros esfuerzos para impedir que la gente viaje a esos países. Podemos retirar el pasaporte a aquellas personas que estén preparando su viaje, podemos arrestar o procesar a aquellos que participen en actividades extremistas o utilicen cierto tipo de material procedente de la red. Debemos hacer todo lo posible para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos”, dijo Cameron.
Pero algunos analistas se preguntan si estas medidas de prevención serían suficientes para evitar posibles atentados.