El equipo médico que atendió al sacerdote Miguel Pajares, infectado por el virus del ébola, asegura estar preparado para atender casos de pacientes con este virus o cualquier patología similar. En este caso concreto, Pajares estuvo desde el primer momento aislado de los demás pacientes, monitorizado y vigilado por una cámara que permitía estar en contacto permanente con él.