El próximo 18 de septiembre los escoceses acudirán a las urnas para pronunciarse a favor o en contra de su independencia del Reino Unido.
Deberán responder a esta pregunta: ¿debería ser Escocia un país independiente?
A un mes de la consulta y según los últimos sondeos, los escoceses dispuestos a votar por la independencia son alrededor de un 43% mientras que los partidarios del “no” alcanzan el 57%.
Según las encuestas, una de las principales preocupaciones de los todavía indecisos es la viabilidad económica de la independencia.
Hace dos semanas, durante un debate televisado con el laborista y líder de los defensores de la unión, Alistair Darling, el nacionalista Alex Salmond no consiguió convencerlos de los beneficios financieros de la independencia.
Según las encuestas, Salmond fue incapaz de contrarrestar la negativa de Londres a que una Escocia independiente mantenga la libra esterlina como moneda.
Alex Salmond podría dar mas detalles sobre su postura en el próximo debate televisado previsto para finales de este mes.
El futuro del Estado de Bienestar, sobre todo en lo que se refiere a la sanidad pública, es otro de los principales argumentos sobre los que se enfrentan partidarios y detractores de la independencia.
Los nacionalistas han ofrecido incluir en la futura Constitución de una Escocia independiente un sistema gratuito de sanidad pública. La oposición considera esta propuesta como “la mayor mentira de la campaña por la independencia”.
El resultado del referéndum podría verse también afectado por el voto de los más jóvenes. Por primera vez acudirán a las urnas escoceses de 16 y 17 años. Según un sondeo de la Universidad de Edimburgo, un 52% de ellos votará contra la independencia.
El Reino Unido se prepara para una decisión histórica, como explica Rory Stewart, diputado británico:
“De alguna manera no nos estamos dando cuenta de que se trata de la mayor decisión política desde la Segunda Guerra Mundial, quizás sea la decisión política más importante de los últimos 300 años en nuestro país. Un tercio del Reino Unido podría desaparecer. El Reino Unido podría desintegrarse”.
Pero si el “no” gana, como prevén los sondeos, el Reino seguirá unido como desde 1707.