Por una noche, la órbita rayada dejó de girar en torno a Humberto Suazo, y encontró la gravedad un nuevo astro: Dorlan Pabón.
El colombiano explotó al frente, y con tres anotaciones orquestó al engranaje rayado para descarrilar a una gris Máquina Celeste, haciendo delirar a un pletórico estadio Tecnológico.