En el segundo día de su histórico viaje a Corea del Sur, el Papa Francisco pidió a los jóvenes un momento de silencio para rezar por la reunificación de Corea.
Es la primera vez que un papa acude al encuentro de los jóvenes asiáticos cátólicos (JJA), el equivalente asiático de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Alrededor de 6.000 jóvenes le recibieron en el estadio de Daejeon como una estrella de rock.
Improvisando y sin papeles, el Papa les habló en italiano:
“Hay dos Coreas… no, hay una pero está dividida; la familia está separada. Este sufrimiento…¿Cómo ayudar a que la familia vuelva a unirse? Señor, somos una sola familia, ayúdanos a alcanzar la unidad. Sólo tu puedes hacerlo.”
Poco antes de la ceremonia, el Pontífice dio su pésame y consuelo a los familiares de algunas de las víctimas y supervivientes del naufragio del ferri Sewol, en el que murieron más de 300 personas. Durante el emotivo encuentro, el padre de uno de los estudiantes fallecidos pidió al papa que le bautizara. Algo que el santo padre ha prometido hacer, personalmente, antes de la Santa Misa de este sábado en Seúl.