Finalmente, en junio de 2013, el Gobierno nicaragüense aprobó la construcción del Canal y otorgó los derechos de construcción en exclusiva a la empresa china ‘HK Nicaragua Canal Development Investment Co. Limited’ (HKND Group), una multinacional con sede en Hong Kong y dirigida por el magnate de las telecomunicaciones chino Wang Jing, a la que le concede el manejo del Canal por 50 años, ampliables a otros 50. Se calcula que la construcción tendrá una duración de 10 años y un coste de unos 40.000 millones de dólares.
La mega obra promete, según el Gobierno, ofrecer muchos beneficios económicos al país, acabar con la extrema pobreza y el desempleo, y generar una nueva dinámica económica en Nicaragua que permitirá mejorar la protección de los recursos, entre otras cuestiones, además de aumentar el Producto Interior Bruto (PIB) en un 15 % en los próximos años.
Una de las mayores preocupaciones de la comunidad científica es cómo se están evaluando los posibles impactos medioambientales del Canal, y particularmente cómo afectarán la construcción y el tráfico marítimo al lago de Nicaragua.
La polémica está servida, ya que los impactos del proyecto están siendo estudiados por una empresa británica que se llama Environmental Resources Management (ERM), que parece ser financiada por el Grupo HKND, por lo que no sería muy fiable su independencia.
Está previsto que los trabajos de construcción del Canal empiecen a finales del 2014 o principios del 2015 y vendrían acompañados de obras accesorias como un aeropuerto, puertos de aguas profundas y zonas francas.