Lituania, la cara nueva de la eurozona

2014-08-01 153

La casa de la moneda de Lituania es uno de los edificios mejor protegidos del país. Aquí los últimos días han sido de actividad frenética. Y no es para menos: Lituania entra en el euro. En la cumbre de la UE de julio se tomó la decisión final. Apenas minutos más tarde, Lituania empezaba a acuñar las nuevas monedas.

El país trató de unirse a la eurozona en 2007. Pero la inflación era ligeramente alta y la UE no quiso. A la segunda Lituania lo ha conseguido y estará oficialmente desde enero. Aunque para ello tienen que trabajar a toda máquina como explica el director de la casa de la moneda, Saulius Vaitiekunas: “Estos días estamos muy ocupados porque acabamos de empezar y trabajamos a tres turnos cada día. Nuestro objetivo es producir cada 20 horas más de dos millones de monedas”.

Mientras se controla la calidad de las primeras monedas de céntimos de euro, el Banco Central lituano asegura que el país cumple todos los criterios de Maastrich: baja inflación, déficit también bajo y deuda reducida. Pero la estabilidad no es solo eso: hay una componente geopolítica: “La introducción del euro no es un proyecto exclusivamente económico. También es político. Ahora los tres países del Báltico estarán integrados en él. La gente se puede sentir más segura”, dice Vitas Vasiliauskas, director del BCL.

El cambio de la litas al euro copa las portadas en la prensa. La oposición dice que el Gobierno subirá las tasas con la entrada del euro. Los lituanos están divididos: la mitad dan la bienvenida al euro y la otra no tiene ningunas gansas de que llegue.

No todos los estados miembros han introducido la moneda única hasta ahora. A principios de año Lituania se convertirá en el decimonoveno país de la zona euro. La monedas lituanas tendrán en su reverso al caballero legendario y símbolo del país llamado Vytis.

Tomando el ferry al istmo de Curlandia, una duna de más cien kilómetros en el mar Báltico compartida entre Rusia y Lituania y que es patrimonio mundial de la Unesco, encontramos a Romas, el capitán del barco y firme opositor al euro que nos asegura que “mucha gente”, como sus padres, “lucharon por la independencia y por tener nuestra moneda, la litas, [y sufrieron] las ocupaciones militares y varios cambios de moneda: no traen nada bueno”.

La región es conocida por sus banderines, usados antiguamente para localizar a los pescadores locales e identificar sus barcos. Es el caso de Nida, un lugar turístico muy apreciado por rusos, alemanes, polacos y escandinavos.

La identidad lituana es fuerte, pero va de la mano de una mentalidad abierta al mundo. Para Rita Zinkeviciene, dueña de una galería local, da la bienvenida al cambio hacia el euro: “Litas y euro han coexistido durante años, ya que los empresarios se han acostumbrado a calcular en ambas monedas. Para los turistas habrá ventajas con la introducción del euro: será más fácil para ellos”, dice.

En la pequeña ciudad de Plunge se encuentra una de las productoras de surimi más grandes del mundo. Una verdadera historia de éxito desde cero; la compañía empezó poco después de la independencia. El 94% de su producción está destinada a la exportación. Los trabajadores no cualificados ganan el salario mínimo (unos 300 euros) y los cualificados alrededor de 700. “Soy muy euroescéptica”, dice una de las empleadas, “porque todos dicen que los precios van a subir, y como aquí en la empresa no tenemos salarios muy altos, una subida de precios nos haría la vida más difícil. Por eso estoy en contra de que se introduzca el euro en Lituania”.

La estadísticas muestran que la subida de precios relacionada con el euro sería de un 0,2%. La inflación prevista para el año que viene se calcula que será del 1,5%.

Uno de los dueños de una de las empresas de la zona subraya los efectos positivos de este cambio de moneda de litas a euro: menos costes en las transacciones. Liudas Skierus asegura que como trabajan con socios de la eurozona, “es obvio” que calculan todo en euros: “el precio de las materias primas, los productos exportados, la compra de nuevo equipamiento y maquinaria… todo en euros. Así que la introducción del euro nos hará la vida más fácil”, insiste.

Volviendo a la capital hablamos con Ilmera Kuzmickiene, una de los tres monitorizadores de precios de Vilna. Lleva en estre trabajo 16 años. Hasta ahora dice que no ha observado aumento de precios derivado de la llegada inminente del euro aunque cree que la transición será difícil: “Habrá más trabajo, tengo que registrar el precio en litas y en euros. Además tengo que comprobar si los precios en ambas monedas están bien calculados”, anticipa.

Vamos al encuentro de Ilva Juodpusyte; ella es bailarina clásica. Perteneciente a la clase media, le inquieta el aumento de precios. Pero su principal argumento anti euro es que se debilite la identidad nacional: “Me entristece perder la litas, que es de alguna manera una cara de la identidad lituana: la litas representa nuestra Historia y significa mucho para cada uno de los lituanos d

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