Después de la tristeza y decepción que dejó la derrota de la selección brasileña de fútbol en el que ya se conoce como: "El Mundial de la frustración carioca", llega el momento de hacer balance. Brasil quedó tocado y no solo por el desempeño dudoso y la eliminación de su selección, sino también por las protestas, la insatisfacción y el descontento de su gente, patente en las calles.
A escasos dos meses de celebrarse las elecciones presidenciales la actual mandataria, que se presenta a la reelección, no las tiene todas consigo. El elevado sobrecoste de las monumentales obras, muchas de las cuales ahora son cuestionadas por su utilidad para la población, la gente necesita hospitales, escuelas y carreteras en vez de estadios, han dejado tocada la imagen y la credibilidad de la presidenta y su Gobierno.
A estos problemas de los brasileños se suman ahora los de los miles de "turistas" que vinieron para el Mundial de fútbol y que se han quedado convertidos en "inmigrantes" irregulares animados por la expectativa de oportunidades laborales que cada día se desinflan más.
La economía brasileña se estanca y el crecimiento se detiene amenazando la estabilidad del país, su sueño de desarrollo y la pujanza regional que presidenta Dilma Russeff tanto busca encabezar. Su puesto entre los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) y los Juegos Olímpicos son su mejor baza para apostar por la recuperación.
Invitados:
Paulo C. de Oliveira Campos, embajador de Brasil en España
Ángel Vázquez, gerente de la revista Brazil com Z