Ankara y Estambul están conectados desde este viernes por un tren de alta velocidad, aunque la línea no llega todavía a la vertiente europea de Turquía. El convoy recorre los más de quinientos kilómetros entre la capital política y la capital económica del país en tres horas y media, que acabarán siendo tres. Las obras empezaron hace once años, han costado 3.160 millones de euros y han sufrido numerosos retrasos.
Hasta el punto de que el primer ministro Recep Tayyip Erdongan efectuó el viaje inaugural, pero no lo pudo terminar en la vertiente europea del Bósforo porque este último tramo deberá esperar el acondicionamiento del túnel de Marmaray bajo el estrecho que ya funciona para los metros. Las empresas españolas OHL, para un tramo, y CAF, para los vagones, han participado en la infraestructura. La inauguración no es ajena a las presidenciales del 10 de agosto, a las que se presenta Erdogan.