Pekín, 22 jul (EFE). (Imagen: Xavier Fontdeglòria).- El Ejército de Liberación Popular chino, una organización envuelta en el secretismo, abrió hoy parcialmente sus puertas a las miradas ajenas para mostrar sus equipamientos y el entrenamiento de sus reclutas más jóvenes, unos soldados sonrientes que presumían de robots que bailaban al ritmo del "Waka-Waka".
En una inusual visita abierta a los periodistas chinos y extranjeros antes del aniversario de la fundación del Ejército, que se cumple el próximo 1 de agosto, la institución trató hoy de rebajar la tensión en un momento en que se la acusa de expansionismo, de ciberespionaje y tras haber visto caer, por prácticas corruptas, al general retirado Xu Caihou.
Por supuesto hubo tanques, disciplina y duro entrenamiento, pero los responsables dejaron ver cómo los jóvenes estudian, se divierten y conviven, como si de una universidad se tratara, en la Academia de Ingeniería de las Fuerzas Armadas de Pekín, situada en el suroeste de la c