Trepando vallas de seis metros, en patera, escondidos en los bajos de un camión, solicitando asilo político... Miles de inmigrantes indocumentados consiguen entrar en España. Muchos más se quedan a las puertas. Pero para los que atraviesan la frontera, el viaje ni mucho menos ha terminado.
España se convierte en un terreno inhóspito. Sin documentación, no tienen posibilidad de trabajar ni acceso a los servicios sanitarios salvo casos de máxima urgencia. Pueden ser detenidos en cualquier momento e internados durante 60 días en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) mientras se ejecuta su expulsión. Si no hay acuerdo con su país de origen para el retorno, el inmigrante entra en un limbo jurídico del que es casi imposible salir.
ONG y asociaciones solidarias intentan acabar con este proceso de marginación aunque cada vez cuentan con menos ayudas por parte de la Administración Pública. Punto de Mira habla con estos inmigrantes en España, con organizaciones no gubernamentales y con la Administración Pública para conocer de primera mano que pasa con el inmigrante indocumentado cuando consigue llegar a España.
