Mujer,
te he amado tanto y de todas las maneras;
que de tanto amarte mi cielo,
se me enfermó el corazón.
Te he amado
cuando apenas empezaba a descender la tarde.
Te he amado
también al despuntar el alba.
Te he amado
en la playa en noches de luna llena.
Te he amado
en las tardes perezosas del verano.
Te he amado
también bajo la gentil lluvia del otoño.
Te he amado
sobre el verde fresco de la hierba verde.
Te he amado
también en los pétalos de las rosas de la primavera
Te he amado
a la orilla del río cristalino y en sus
aguas puras y mansas que bordean el camino.
Te he amado
también en la sonrisa cansada del otoño.
Te he amado
en la ternura de un pájaro.
Te he amado
también en el canto a la vida de las ballenas jorobadas.
Te he amado
en la alegría del domingo y la nostalgia del lunes.
Te he amado
en el cielo alto y en las estrellas matutinas.
Te he amado
también en la belleza profunda del océano.
Tu amor ha sido como un río
de aguas turbulentas y profundas
que ansiosamente en su continuo transitar
buscan su destino final en ese mar
que es mi corazón.
Mujer,
te he querido de tantas formas y de tantas maneras
que de tanto quererte se me enfermó el corazón.
Mujer,
eres mi vida y también eres mi muerte...
ENRIQUE ALBERTO HURTADO MINOTTA
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