Se calcula que 500.000 personas, un cuarto de la población, han abandonado ya Mosul desde que fuera tomada este martes por los yihadistas.
Las familias se dirigen al norte, a la región autónoma del Kurdistán. Por el momento están prohibidos los coches en Mosul y los ciudadanos huyen a pie, prácticamente con lo puesto. El agua potable es escasa, así como las reservas de víveres.
La capital de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Erbil, está recibiendo miles de desplazados, entre ellos al gobernador de Nínive. Azil al Nuyaifi culpa al Gobierno del conflicto por no haber atendido a las advertencias de que había terroristas en la región.
En el pasado mes de mayo cerca de 800 personas murieron a causa de la violencia en Irak.
