Llueven las críticas sobre Barack Obama por haber canjeado a cinco presos de Guantánamo por el soldado Bowe Bergdahl, un militar estadounidense que llevaba cinco años retenido por los talibanes.
Desde la filas republicanas, se suceden los ataques contra el presidente por, dicen, haber puesto en peligro la seguridad nacional. Mac Thornberry, representante por Texas, afirma que Obama “ha violado la ley al no avisar al congreso con antelación. Pueden alegar que era una emergencia que necesitaba una rápida actuación, pero este patrón de actuación que viola la ley es peligroso para la seguridad nacional”.
Los cinco presos liberados ya están en Catar, donde deberán permanecer al menos un año. “Son los más extremistas entre los extremistas”, ha afirmado el senador republicano John McCain, quien ha añadido que lo ocurrido sienta un peligroso precedente. Desde la Casa Blanca, se trata de quitar hierro al asunto. El portavoz presidencial, Jay Carney, replica que la decisión se tomó tras obtener garantías de que los cinco talibanes liberados no representarán una amenaza para Estados Unidos.
Pero la seguridad no es el único punto de controversia. La propia historia del soldado liberado se presta a la polémica: algunos de sus compañeros de armas aseguran que fue capturado tras desertar y recuerdan que otros soldados murieron cuando salieron a buscarle. Por lo pronto, Bergdahl sigue ingresado en un hospital militar de Alemania en el que recibe atención médica y psicológica.