Jerusalén, tan sagrada como fuente de conflictos

2014-05-27 37

Jerusalén: una ciudad, tres religiones. En las montañas del desierto de Judea, el cielo y la tierra, siempre separadas por una fina línea. Una de tantas fronteras en esta ciudad.

En el oeste fundamentalmente viven israelíes, en el este palestinos. La Ciudad Vieja está dividida en cuatro barrios: musulmán, cristiano, armenio y judío.

El equilibrio es frágil en Jerusalén. Especialmente cuando se trata de este casco antiguo, escenario de luchas de poder durante cientos de años. Su estatus es el nudo gordiano que hace descarrilar cada intento de negociar la paz.

Hemos preguntado a Gideon Aran, sociólogo. ¿Por qué la coexistencia pacífica parece imposible en Israel?: “La división, la tensión, el conflicto no es, de hecho religiosa. Hay que recordar que están superpuestos los conflicto nacionales, políticos o religiosos, unos sobre otros. El conflicto religioso y político se impone al nacional. Y esto los hace más enconados y difíciles de resolver”, explica Aran.

La coexistencia es complicada como demuestra un fenómeno surgido hace cuatro años. Los llamados ataques ‘price tag’ o etiqueta, crímenes de odio inicialmente cometidos por judíos radicales contra los palestinos: arrancado de olivos palestinos, quema de coches, profanación de tumbas o pintadas anti islam en los muros de mezquitas y casas.

En los últimos meses, previos a la visita del papa, estos ataques se han extendido a los templos cristianos. ¿Por qué ha cambiado el objetivo?: “Los autores son básicamente vándalos, delicuentes juveniles que se eligen objetivos al azar y que tienen preferencia por musulmanes y cristianos. Aunque los judíos son su principal objetivo: avergonzar al Gobierno judío y a los líderes judíos en los asentamientos, en los territorios ocupados. Así que eligen sus objetivos al azar”.

El Shin Bet, el servicio de seguridad israelí, ha creado una unidad especial para luchar contra este problema aunque, de momento, sin resultados. Mientras apenas se han producido detenciones, el número de este tipo de ataques ha crecido espectacularmente en dos años.

“El poeta israelí Yehuda Amihai”, dice nuestro enviado especial Luis Carballo, “escribió que la carga religiosa es tan intensa en Jerusalén que cualquier cosa puede ser el comienzo de una nueva religión”. Es tres veces santa y sagrada para la mitad de la humanidad, pero esto no se traduce en paz”.

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