En las calles de Bangkok se respiraba calma y hasta cierta normalidad este martes, pese al estado de emergencia decretado de madrugada por el ejército tailandés.
La población ha acatado sin rechistar y casi con alivio la ley marcial impuesta por los militares, que el pasado jueves ya amenazaron con tomar el control si continuaban las protestas que se suceden desde hace al menos seis meses en Thailandia.
Las manifestaciones habían vuelto a arreciar desde que hace dos semanas la primera ministra Yingluck Shinawatra y nueve de sus ministros fueron acusados de abuso de poder y depuestos por la justicia tailandesa .
En medio del limbo político en que se encuentra el país, la oposición siguió presionando, esta vez para hacer dimitir al gobierno interino.
Tras el anuncio de hoy, la oposición ha cancelado una marcha prevista para pedir nuevamente la renuncia del Ejecutivo en funciones.
Tanto los opositores como los partidarios de Yingluck siguen acampados en distintas partes de la capital tailandesa. Ahora aguardan pacientes el próximo movimiento del Ejército.