No se descartan sorpresas en las elecciones europeas

2014-05-19 20

El Tratado de Lisboa introduce un vínculo directo entre los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo y la elección del candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Más poder para los ciudadanos, aparentemente, aunque algunos analistas tienen dudas: “Creo que los electores tienen un papel importante en la decisión pero quizá no tengan la última palabra. Si nos fijamos, el tratado dice claramente que el Consejo Europeo es el que tiene que proponer un candidato para presidir la Comisión por mayoría cualificada y teniendo en cuenta los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo. A lo que podríamos llegar es a una lucha entre el Parlamento y el Consejo Europeo y mediante consultas, tendrían que encontrar una solución aceptable por las dos partes”, ha dicho Stefan Lehne, investigador del centro de estudios Carnegie Europe.

Los principales partidos políticos europeos han presentado a sus candidatos para presidir la Comisión Europea y han debatido entre ellos para presentar sus propuestas.

“Él o ella es una figura política importante. La Comisión tiene el derecho de la iniciativa legislativa, que es en gran medida un ejercicio político. Al mismo tiempo el Ejecutivo, en muchos aspectos, actúa más como un árbito que como un jefe de equipo”, destaca Lehne.

Por tanto los Jefes de Estado y de Gobierno tienen que tener en cuenta el resultado de las elecciones europeas. Es necesario también contar con una mayoría en el Parlamento Europeo. Otros puestos importantes que hay que elegir después de estos comicios son el presidente del Consejo Europeo y el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior.

“En realidad el presidente de la Comisión es una figura muy poderosa. Pero es esencial que no solamente que tenga el apoyo del Parlamento Europeo sino que también responda ante el Consejo Europeo y trabaje bien con el Consejo Europeo. Porque hemos visto a lo largo de los últimos diez años que las decisiones clave las toman los jefes de Estado y de Gobierno”, finaliza Lehne.

Es posible que los líderes europeos no consigan ponerse de acuerdo a la hora de decidir el candidato o que el Parlamento tumbe su aprobación. Sería el turno de presentar otros nombres que no han participado en la campaña oficial.

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