Mario Draghi da por entendido que tomará nuevas medidas en junio y muestra su inquietud por un euro tan fuerte. El presidente del Banco Central Europeo, tras la reunión de mayo en Bruselas y no en Fráncfort en que dejó intacto el tipo de interés en el 0,25 por ciento, afirmó que no veía dificultades en volver actuar en la próxima cita de junio. Algo que se interpreta con una bajada al cero por ciento o una compra masiva de activos como hace la Reserva Federal estadounidense.
“Es verdad que hay recuperación, pero de forma lenta y aun bastante modesta”, reconoció Draghi. “Me gustaría decir que el Consejo de Gobernadores se siente cómodo con actuar la próxima vez, pero antes queremos ver las proyecciones que se publicarán a principios de junio”.
Los banqueros centrales de la eurozona temen tanto la baja inflación como un euro demasiado fuerte que aun perjudica más a la recuperación. Antes de las declaraciones de Draghi, el cambio respecto al dólar estaba a punto de sobrepasar 1,40 en su mayor nivel desde octubre de 2011.
Las últimas previsiones de la Comisión Europea situán el crecimiento para este año entre los países de la moneda única en el 1,2 por ciento y la inflación en el 0,8.
El objetivo del BCE es que la inflación esté justo por debajo del dos por ciento. Aunque, en abril, volvió a caer al 0,7. A la espera de las nuevas proyecciones de junio, el organismo no cree que se alcance este nivel cercano al dos por ciento hasta finales de 2016.
Al mismo tiempo, Draghi admitió que le preocupa un euro tan robusto que acaba por influir en la estabilidad de los precios. El BCE no tiene un umbral respecto al dólar a partir del cual actuar, pero su presidente dijo que había sido un motivo de discusión en lads reunión de mayo.
