Cerca de veinte millones y medio de iraquíes están llamados a las urnas en unas elecciones legislativas con la violencia como telón de fondo. El primer ministro Nuri Al Maliki busca su tercer mandato. Este chií, de 63 años, espera sacar partido de la falta de líder en la oposición y de su imagen de hombre fuerte ante la amenaza de los grupos armados suníes. Según las encuestas, parte como favorito.
“Llamo a todos los iraquíes a acudir en masa a las urnas porque quienes participen en estas elecciones tendrán derecho a supervisarlas, mientras que quienes no participen no tendrán ese derecho. Y no quiero que ningún ciudadano renuncie a su derecho a pronunciarse sobre estos comicios”, decía al Maliki después de votar a primeras horas de la mañana en el hotel Rachid, en el corazón de la “zona verde”, un sector fortificado de Bagdad.