Presionado por occidente, Hashim Thaçi acepta la posible creación de un tribunal internacional que investigue exclusivamente los crímenes atribuidos a los rebeldes kosovares de etnia albanesa durante su guerra con Serbia en los años 90.
El primer ministro kosovar ha convocado una votación parlamentaria al respecto, aunque personalmente sigue oponiéndose a la puesta en marcha de una corte similar, respaldada por la Unión Europea.
“Es una injusticia debido al sacrificio y sufrimiento que han tenido los ciudadanos kosovares, pero el Parlamento de Kosovo respetará las decisiones y la normativa internacional; y trabajará para profundizar su colaboración con Estados Unidos y la Unión Europea”, decía.
El proceso podría salpicar al propio Thaçi, ex jefe político del Ejército de Liberación de Kosovo. Entre las principales acusaciones contra los guerrilleros albanokosovares, reflejadas en un informe en 2011 del Consejo de Europa, está la de tráfico de órganos, extirpados a prisioneros y soldados serbios muertos.