En Slavianks, ciudad que los grupos armados prorrusos tomaron el sábado, se vive una tensa calma.
La misma que en Luganks, Donetsk y otras ciudades del este de Ucrania, donde los prorrusos se han hecho fuertes.
Sus habitantes saben que las fuerzas ucranianas pueden actuar en cualquier momento. Los activistas prorrusos están dispuestos a resistir.
La ofensiva del Gobierno interino ucraniano ha comenzado tras expirar, el lunes por la mañana, el ultimátum para que las milicias pro Moscú depusieran las armas. En lugar de ello, éstos siguen con su ofensiva, tomando edificios oficiales y levantando barricadas. Reclaman un referéndum sobre su posible integración a Rusia, tal y como hizo Crimea.
El general al frente de la operación antiterrorista ha asegurado que los separatistas que no depongan las armas serán “liquidados”.