En un gesto de congruencia con la posición que asumió durante las negociaciones de Ginebra con el G5+1, Siria inauguró hoy el proceso para la renovación de poderes sobre bases democráticas; para empezar, abrió el registro de aspirantes a una representación popular, la presidencia del país inclusive. Las críticas de las democracias de Occidente, con las dictaduras árabes escondidas detrás, no tardó mucho: tildan de tramposo a Damasco porque a través de su convocatoria a las urnas entorpece decisiones sobre Siria impuestas por extranjeros. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Siria dio por respuesta que no es a los occidentales sino a los sirios a quienes corresponde el derecho de dar su opinión sobre el destino de su propio país y, en las urnas, sobre la continuación o no de Bashar al-Assad en la jefatura del Estado. teleSUR
