“Humanizar la política”. Con este lema, el multimillonario Andrej Kiska se ha convertido en el presidente de Eslovaquia.
Este antiguo empresario convertido en filántropo y sin ninguna experiencia política ha conseguido seducir al 59,4% de los electores con un discurso contra la corrupción y la burocracia del funcionariado.
“Prometí ser el presidente de todos los ciudadanos y también que uniré y motivaré. Eslovaquia es un país bonito, con gente excelente y solo depende de nosotros enseñar cómo vamos a utilizar esas cosas buenas que tenemos para que nos podamos sentir orgullosos de nuestro país, para que la gente joven quiera vivir aquí y que podamos sentirnos bien en este país”, declaraba Kiska.
Kiska ha conseguido arrebatarle la presidencia al experimentado político socialdemócrata Robert Fico, que además de ser el primer ministro desde hace dos años, controla con su partido la mayoría de escaños del Parlamento eslovaco.