Los propósitos antimusulmanes de Geert Wilders asustan a sus propios correligionarios. Una docena concejales y diputados de su partido están dispuestos a romper con él tras escuchar las palabras que pronunció el pasado miércoles en La Haya mientras celebraba el buen resultado obtenido en la noche electoral: “¿Queréis más o menos marroquíes, aquí, y en Holanda?, preguntó. “Menos, menos”, gritaron sus seguidores. “Lo arreglaremos”, sentenció.
Por marroquíes, Wilders se refería a los ciudadanos holandeses hijos o nietos de marroquíes que emigraron al país en los años setenta del siglo pasado. La frase pronunciada en La Haya, donde casi la mitad de la población es inmigrante o de origen inmigrante, le ha costado más de un centenar de denuncias por incitar al odio y la discriminación ante la Fiscalía General del Estado. Y una eurodiputada de su formación, el PVV o Partido de la Libertad, ya ha dimitido.
Además de poder dejar el partido al borde del colapso al PVV, el escándalo puede arruinar la estrategia de la formación de cara a las próximas elecciones europeas: Wilders pretende formar en Estrasburgo un grupo parlamentario junto a otras formaciones ultraderechistas de los Veintiocho, como el Frente Nacional de Marine Le Pen.